Friday, 18 September 2020

LITURGIA DE LAS HORAS LAUDES Y VÍSPERAS DE LA MEMORIA DE SAN PÍO DE PIETRELCINA

 


23 de septiembre

SAN PÍO DE PIETRELCINA,

PRESBÍTERO, I ORDEN

Memoria obligatoria para la Familia Franciscana

Pío, en el siglo Francisco Forgione, nació en Pietrelcina

(Benevento), en Italia, en 1887. Ingresó en la Orden de

Hermanos Menores Capuchinos en 1903, y fue ordenado

presbítero en 1910, en la catedral de Benevento. El 28 de

julio de 1916 llegó a San Giovanni Rotondo, en las

estribaciones del monte Gárgano, donde, salvo pocas y

breves interrupciones, permaneció hasta su muerte. La

mañana del viernes 20 de septiembre de 1918, orando ante

el Crucifijo del coro de la vieja iglesia conventual, recibió

el don de los estigmas, que, durante medio siglo

permanecieron abiertos y sangrantes. Durante su vida,

desarrolló su ministerio sacerdotal, fundó los «Grupos de

oración» y un moderno hospital, al que dio el nombre de

«Casa alivio del sufrimiento». Murió el 23 de septiembre

de 1968. Juan Pablo II lo beatificó el 2 de mayo de 1999 y lo

canonizó el 17 de junio de 2002.

Del Común de pastores o de santos varones: para los

religiosos.

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LAUDES

(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Pío de

Pietrelcina.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Pío de

Pietrelcina.

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Pío de

Pietrelcina.

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Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Pío de

Pietrelcina.

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Pío de

Pietrelcina.

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos

de los siglos. Amén.

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Pío de

Pietrelcina.

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HIMNO

La Cruz pascual ha hundido sus raíces

en el fecundo huerto de la Iglesia;

con sangre de Jesús está regado

y brotan rojas rosas y azucenas.

Las cinco heridas, fuentes del Espíritu,

nos dicen que Dios ama con sus venas;

metido en esas llagas alguien sufre

y en él se quedan dentro y fuera impresas.

Efigie de Jesús Crucificado,

herido padre Pío, don y ofrenda,

en ti glorificamos al Amado

que a su misión de amor te abrió la puerta.

Un río vivo fluye de tus manos

a quien, buscando a Cristo, a ti se acerca,

y por tu diestra alzada en sacramento

los ángeles de Dios celebran fiesta.

¡Oh buen Jesús, oh Sangre de tu Padre,

en él la gratitud y gloria sea,

a ti, misericordia desbordada,

que en tus gloriosas llagas nos recreas! Amén.

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SALMODIA

Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD

DE DIOS

El malvado escucha en su interior

un oráculo del pecado:

«No tengo miedo a Dios,

ni en su presencia.»

Porque se hace la ilusión de que su culpa

no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,

renuncia a ser sensato y a obrar bien;

acostado medita el crimen,

se obstina en el mal camino,

no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo,

tu fidelidad hasta las nubes,

tu justicia hasta las altas cordilleras;

tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;

¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;

los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,

les das a beber del torrente de tus delicias,

porque en ti está la fuente viva

y tu luz nos hace ver la luz.

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Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,

tu justicia con los rectos de corazón;

que no me pisotee el pie del soberbio,

que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;

derribados, no se pueden levantar.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y

PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19

¡Alabad a mi Dios con tambores,

elevad cantos al Señor con cítaras,

ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,

ensalzad e invocad su nombre!

porque el Señor es un Dios quebrantador de

guerras,

su nombre es el Señor.

Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:

Señor, tú eres grande y glorioso,

admirable en tu fuerza, invencible.

Que te sirva toda la creación,

porque tú lo mandaste y existió;

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enviaste tu aliento y la construiste,

nada puede resistir a tu voz.

Sacudirán las olas los cimientos de los montes,

las peñas en tu presencia se derretirán como cera,

pero tú serás propicio a tus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Ant 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor es sublime y terrible,

emperador de toda la tierra.

El nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

El nos escogió por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;

el Señor, al son de trompetas:

tocad para Dios, tocad,

tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:

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tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen

con el pueblo del Dios de Abraham;

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y él es excelso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

LECTURA BREVE Rm 12, 1-2

Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar

vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a

Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este

mundo, sino transformaos por la renovación de la mente,

para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo

bueno, lo que agrada, lo perfecto.

RESPONSORIO BREVE

V. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Y sus pasos no vacilan.

R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

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CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. « Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para los

que a él se acogen.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc

1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con

nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

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nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. « Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para los

que a él se acogen.

PRECES

Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole

que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su

presencia todos nuestros días, aclamémosle diciendo:

Tú solo eres santo, Señor.

Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros,

menos en el pecado,

-compadécete de nuestras debilidades.

Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del

amor,

-danos el progresar por caminos de santidad.

Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del

mundo,

-ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

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Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran,

sino para servir,

-haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su

ser,

-haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:

Padre nuestro...

ORACION

Dios de salvación que, con gracia singular, concediste a san

Pío de Pietrelcina participar en la cruz de tu Hijo, y por

medio de su ministerio has renovado las maravillas de tu

misericordia, concédenos, por su intercesión, que unidos

constantemente a la pasión de Cristo podamos llegar

felizmente a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor

Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos

lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al

Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos

de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Humilde padre Pío,

clavado en Cruz con Cristo,

hermano que ama y ora

y ofrece el Sacrificio:

en ti glorificamos

los dones del Altísimo.

Tu corazón contempla

al Hijo compasivo,

y entregas absolviendo

la gracia del bautismo:

por ti decimos gracias

al Santo Jesucristo.

Amigo de dolientes,

que son tus preferidos,

tú buscas y tú encuentras

al sufrimiento alivio:

en ti reconocemos

al Médico divino.

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La Madre de las gracias

te guarda a su cobijo.

y tú vas desgranando

sin pausa tus cariños:

en ti la Iglesia siente

la fe de los sencillos.

¡A Cristo Redentor,

que a amar al hombre vino,

al Padre que lo envía

y al Aura del principio

ascienda amor y gloria

por siglos infinitos! Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados

para devorar mi carne,

ellos, enemigos y adversarios,

tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,

mi corazón no tiembla;

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si me declaran la guerra,

me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,

eso buscaré:

habitar en la casa del Señor

por los días de mi vida;

gozar de la dulzura del Señor

contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda

el día del peligro;

me esconderá en lo escondido de su morada,

me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza

sobre el enemigo que me cerca;

en su tienda sacrificaré

sacrificios de aclamación:

cantaré y tocaré para el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

Salmo 26 II

Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

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Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»

Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio;

no me deseches, no me abandones,

Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,

el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,

guíame por la senda llana,

porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,

porque se levantan contra mí testigos falsos,

que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

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Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero

en todo.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA

CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS

MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las

cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los

muertos,

y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda

plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

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haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en

todo.

LECTURA BREVE Rm 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el

bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los

que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su

Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos

hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó,

los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

V. El Señor es justo y ama la justicia.

R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.

R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es justo y ama la justicia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. En donde se reúnen los hermanos para glorificar a

Dios, allí el Señor bendice a su pueblo.

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Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por

siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los

siglos de los siglos. Amén.

Ant. En donde se reúnen los hermanos para glorificar a

Dios, allí el Señor bendice a su pueblo.

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PRECES

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la

intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y

digamos:

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos

hijos tuyos,

-haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra,

cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera

digna, buscando siempre tu beneplácito,

-ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de

Cristo,

-guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,

-haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la

perfección del amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos

-y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar

tu rostro.

Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos

atrevemos a decir:

Padre nuestro...

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ORACION

Tú, Señor, que concediste a san Pío de Pietrelcina el don de

imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos

también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia

de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos

hacia la perfección que nos propones en la persona de tu

Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu

Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos

lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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Visita:

http://www.padrepiomexico.org/

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