23 de septiembre
SAN PÍO DE PIETRELCINA,
PRESBÍTERO, I ORDEN
Memoria obligatoria para la
Familia Franciscana
Pío, en el siglo Francisco
Forgione, nació en Pietrelcina
(Benevento), en Italia, en 1887.
Ingresó en la Orden de
Hermanos Menores Capuchinos en
1903, y fue ordenado
presbítero en 1910, en la catedral
de Benevento. El 28 de
julio de 1916 llegó a San Giovanni
Rotondo, en las
estribaciones del monte Gárgano,
donde, salvo pocas y
breves interrupciones, permaneció
hasta su muerte. La
mañana del viernes 20 de
septiembre de 1918, orando ante
el Crucifijo del coro de la vieja
iglesia conventual, recibió
el don de los estigmas, que,
durante medio siglo
permanecieron abiertos y
sangrantes. Durante su vida,
desarrolló su ministerio
sacerdotal, fundó los «Grupos de
oración» y un moderno hospital, al
que dio el nombre de
«Casa alivio del sufrimiento».
Murió el 23 de septiembre
de 1968. Juan Pablo II lo
beatificó el 2 de mayo de 1999 y lo
canonizó el 17 de junio de 2002.
Del Común de pastores o de santos
varones: para los
religiosos.
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LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu
alabanza
INVITATORIO
Ant. Aclamemos al Señor, en esta
fiesta de san Pío de
Pietrelcina.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA
DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos
salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta
fiesta de san Pío de
Pietrelcina.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los
montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta
fiesta de san Pío de
Pietrelcina.
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Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador
nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta
fiesta de san Pío de
Pietrelcina.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en
Meribá,
como el día de Masá en el
desierto;
cuando vuestros padres me pusieron
a prueba
y dudaron de mí, aunque habían
visto mis obras.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta
fiesta de san Pío de
Pietrelcina.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y
dije:
Es un pueblo de corazón
extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta
fiesta de san Pío de
Pietrelcina.
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HIMNO
La Cruz pascual ha hundido sus
raíces
en el fecundo huerto de la
Iglesia;
con sangre de Jesús está regado
y brotan rojas rosas y azucenas.
Las cinco heridas, fuentes del
Espíritu,
nos dicen que Dios ama con sus
venas;
metido en esas llagas alguien
sufre
y en él se quedan dentro y fuera
impresas.
Efigie de Jesús Crucificado,
herido padre Pío, don y ofrenda,
en ti glorificamos al Amado
que a su misión de amor te abrió
la puerta.
Un río vivo fluye de tus manos
a quien, buscando a Cristo, a ti
se acerca,
y por tu diestra alzada en
sacramento
los ángeles de Dios celebran
fiesta.
¡Oh buen Jesús, oh Sangre de tu
Padre,
en él la gratitud y gloria sea,
a ti, misericordia desbordada,
que en tus gloriosas llagas nos
recreas! Amén.
9
SALMODIA
Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver
la luz.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO
Y BONDAD
DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que
su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad
y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar
bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al
cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas
cordilleras;
tus sentencias son como el océano
inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu
misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra
de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu
casa,
les das a beber del torrente de
tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
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Prolonga tu misericordia con los
que te reconocen,
tu justicia con los rectos de
corazón;
que no me pisotee el pie del
soberbio,
que no me eche fuera la mano del
malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver
la luz.
Ant 2. Señor, tú eres grande, tu
fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL
MUNDO Y
PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16,
2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con
cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo
de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios
quebrantador de
guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico
nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza,
invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
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enviaste tu aliento y la
construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos
de los montes,
las peñas en tu presencia se
derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus
fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú eres grande, tu
fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a Dios con gritos
de júbilo.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS
DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de
júbilo;
porque el Señor es sublime y
terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
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tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono
sagrado.
Los príncipes de los gentiles se
reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de
la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios con gritos de
júbilo.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de
Dios, a presentar
vuestros cuerpos como hostia viva,
santa, agradable a
Dios; éste es vuestro culto
razonable. Y no os ajustéis a este
mundo, sino transformaos por la
renovación de la mente,
para que sepáis discernir lo que
es la voluntad de Dios, lo
bueno, lo que agrada, lo perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Lleva en el corazón la ley de
su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de
su Dios.
V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de
su Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de
su Dios.
13
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. « Mi porción es el Señor;
bueno es el Señor para los
que a él se acogen.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y
SU PRECURSOR Lc
1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo.
suscitándonos una fuerza de
salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde
antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro
padre Abraham.
Para concedernos que, libres de
temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y
justicia,
en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta
del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
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nos visitará el sol que nace de lo
alto,
para iluminar a los que viven en
tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. « Mi porción es el Señor;
bueno es el Señor para los
que a él se acogen.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el
Dios santo, y, pidiéndole
que nos enseñe a servirle con
santidad y justicia en su
presencia todos nuestros días,
aclamémosle diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo
exactamente como nosotros,
menos en el pecado,
-compadécete de nuestras
debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos
llamas a la perfección del
amor,
-danos el progresar por caminos de
santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal
de la tierra y luz del
mundo,
-ilumina nuestras vidas con tu
propia luz.
15
Señor Jesús, que viniste al mundo
no para que te sirvieran,
sino para servir,
-haz que sepamos servir con
humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria
del Padre e impronta de su
ser,
-haz que un día podamos contemplar
la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Oremos ahora al Padre, como nos
enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Dios de salvación que, con gracia
singular, concediste a san
Pío de Pietrelcina participar en
la cruz de tu Hijo, y por
medio de su ministerio has
renovado las maravillas de tu
misericordia, concédenos, por su
intercesión, que unidos
constantemente a la pasión de Cristo
podamos llegar
felizmente a la gloria de la
resurrección. Por nuestro Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
16
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Humilde padre Pío,
clavado en Cruz con Cristo,
hermano que ama y ora
y ofrece el Sacrificio:
en ti glorificamos
los dones del Altísimo.
Tu corazón contempla
al Hijo compasivo,
y entregas absolviendo
la gracia del bautismo:
por ti decimos gracias
al Santo Jesucristo.
Amigo de dolientes,
que son tus preferidos,
tú buscas y tú encuentras
al sufrimiento alivio:
en ti reconocemos
al Médico divino.
17
La Madre de las gracias
te guarda a su cobijo.
y tú vas desgranando
sin pausa tus cariños:
en ti la Iglesia siente
la fe de los sencillos.
¡A Cristo Redentor,
que a amar al hombre vino,
al Padre que lo envía
y al Aura del principio
ascienda amor y gloria
por siglos infinitos! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es mi luz y mi
salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL
PELIGRO
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
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si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su
morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi luz y mi
salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no
me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
19
Oigo en mi corazón: «Buscad mi
rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me
abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi
adversario,
porque se levantan contra mí
testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro buscaré Señor, no
me escondas tu rostro.
20
Ant 3. Él es el primogénito de
toda creatura, es el primero
en todo.
Cántico: HIMNO A CRISTO,
PRIMOGÉNITO DE TODA
CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE
ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de
compartir
la herencia del pueblo santo en la
luz.
Él nos ha sacado del dominio de
las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su
Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la
redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron
creadas todas las
cosas:
celestes y terrestres, visibles e
invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados,
Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se
mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo
de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito
de entre los
muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que
residiera toda
plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo
todas las cosas:
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haciendo la paz por la sangre de
su cruz
con todos los seres, así del cielo
como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el primogénito de toda
creatura, es el primero en
todo.
LECTURA BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios
todo les sirve para el
bien: a los que ha llamado
conforme a su designio. A los
que había escogido, Dios los predestinó
a ser imagen de su
Hijo, para que él fuera el
primogénito de muchos
hermanos. A los que predestinó,
los llamó; a los que llamó,
los justificó; a los que
justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es justo y ama la
justicia.
R. El Señor es justo y ama la
justicia.
V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la
justicia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la
justicia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. En donde se reúnen los
hermanos para glorificar a
Dios, allí el Señor bendice a su
pueblo.
22
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA
EN EL SEÑOR
Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de
su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus
fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de
corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de
bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a
nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Ant. En donde se reúnen los
hermanos para glorificar a
Dios, allí el Señor bendice a su
pueblo.
23
PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de
toda santidad, que con la
intercesión y el ejemplo de los
santos nos ayude, y
digamos:
Haz que seamos santos, porque tú,
Señor, eres santo.
Padre santo, que has querido que
nos llamemos y seamos
hijos tuyos,
-haz que la Iglesia santa,
extendida por los confines de la tierra,
cante tus grandezas.
Padre santo, que deseas que
vivamos de una manera
digna, buscando siempre tu beneplácito,
-ayúdanos a dar fruto de buenas
obras.
Padre santo, que nos reconciliaste
contigo por medio de
Cristo,
-guárdanos en tu nombre para que
todos seamos uno.
Padre santo, que nos convocas al
banquete de tu reino,
-haz que comiendo el pan que ha
bajado del cielo alcancemos la
perfección del amor.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Padre santo, perdona a los
pecadores sus delitos
-y admite a los difuntos en tu
reino para que puedan contemplar
tu rostro.
Porque nos llamamos y somos hijos
de Dios, nos
atrevemos a decir:
Padre nuestro...
24
ORACION
Tú, Señor, que concediste a san
Pío de Pietrelcina el don de
imitar con fidelidad a Cristo
pobre y humilde, concédenos
también a nosotros, por
intercesión de este santo, la gracia
de que, viviendo fielmente nuestra
vocación, tendamos
hacia la perfección que nos
propones en la persona de tu
Hijo. Él, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
25
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